Activistas de AnimaNaturalis piden un Bicentenario libre de crueldad y violencia. Realizarán acto hoy a las 12 del día en pleno Paseo Ahumada con calle Huérfanos.
SANTIAGO.- Si bien este sábado el país se regocijará con la celebración de 200 años desde la primera junta de gobierno, y más que nunca se familiariza con costumbres que nos enorgullecen, hay ciertas tradiciones que, envestidas de crueldad, organizaciones querrían para siempre erradicar.
Por esta razón, activistas de la organización internacional AnimaNaturalis, encabezados por un activista disfrazado de Bernardo O’Higgins, saldrán a manifestarse pacíficamente en pleno centro de la capital.
Chile fue el primer país latinoamericano en abolir las corridas de toro y las peleas de gallos haciendo eco de las palabras del líder nacional Manuel de Salas, bajo el gobierno de Bernardo O’Higgins, quién presentó una moción para prohibirlas en Chile, porque el trato dado a los animales en estos espectáculos atentaba contra la ilustración y la cultura, “propias de costumbres civilizadas”.
“Junto con el bicentenario, este año se cumplen más de 400 años de rodeo, una práctica que para algunos representa fielmente la chilenidad, pero que en verdad esconde una actividad que lejos de ser artística o deportiva, fomenta el sufrimiento animal ensalzándolo como una entretención más durante los días de Septiembre”, señala la coordinadora de activistas de AnimaNaturalis en Chile, Nazira Docmac.
“Actualmente, sería legítimo preguntarnos por qué cuando actualmente podemos afirmar que somos un país más moderno, tolerante, desarrollado y emprendedor en comparación a 1822, cuando nos encontrábamos en los albores de nuestra independencia, carecemos de la mentalidad empática con el sufrimiento animal que una vez tuvo Manuel de Salas ya hace mucho tiempo y de una vez por todas, entendemos que cualquier tradición que se sustenta en la crueldad de un ser vivo no puede ser digna de nuestro orgullo, y erradicarla no significaría despreciar nuestras costumbres, sino que muy por el contrario, sería el reflejo de una sociedad más justa, y empática con el resto de los animales”, agrega Docmac.
En esta angosta y larga franja de tierra han vivido héroes gallardos, de los que hemos aprendido el sacrificio, la valentía y el amor por la patria. ¿Podemos hallar todas estas cualidades en el rodeo? ¿En un acto en el cual dos jinetes montados sobre caballos se encargan de perseguir, arrear y atajar a un novillo que corre despavorido en la medialuna para luego “rematarlo” contra una pared de madera? Ninguna tradición, costumbre o práctica puede denominarse patriótica cuando se basa en el miedo de un ser indefenso y en la cobardía de los hombres que pretenden entretenerse y enriquecerse de este paupérrimo espectáculo.
Da para pensar que dirían hoy nuestros próceres patrios al, con tristeza, develar que hemos olvidado que por encima de cualquier expresión patriótica existe una noción de la ética que hoy al parecer hemos olvidado, puesto que cualquier nación que asocie su cultura al cruel hábito de perseguir y lanzar embestidas a un ternero asustado, a reunirse y festejar en torno al tormento físico y psicológico que de común acuerdo le causan a un animal indefenso, y que tolera todo esto bajo la impostura de “tradición” y “cultura”, no puede más que ser una nación de naturaleza empobrecida, sin auténtica creación cultural, y de ética mediocre.
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